domingo, 21 de junio de 2009

Vamos por todo






Ayer, sábado 20, se realizó la caravana “Por el Trabajo y la Producción”, estuvo la militancia junto a los candidatos del Frente para la Victoria. Estaba previsto que partiera de Lugano a las 11:30 de la mañana. Por supuesto, como siempre ocurre en estas cosas hubo muchas demoras y terminó arrancando a las 2 de la tarde.




Desde temprano nosotros esperábamos en La Boca, con todas las compañeras y todos los compañeros, las banderas, las remeras, con mucha alegría y sobre todo con mucha ansiedad. Y también con emoción contenida. Porque esta no es una elección más.
En esta elección se juega el modelo de país que comenzó con Néstor Kirchner hace 6 años, y que continúa Cristina con mucha fuerza y convicción.

Los compañeros que venían en la caravana nos iban diciendo por donde andaban, y parecía que faltaba una eternidad para que llegaran.



Por suerte de los parlantes en la puerta de la Unidad Básica de la avenida Almirante Brown y Suarez, salía buena música que nos calmaba los nervios (quizás contar que pasaban una y otra vez la marcha peronista, el himno nacional, después los temas de rock nacional), nos distendía y a la vez, nos animaba. Y cada tanto sonaba la marcha peronista y se convertía en una fiesta.
En una de las esquinas se agruparon los compañeros del MUP y en la otra coparon los del Comedor los Pibes, con bombos y batucada, que también ayudaron a amenizar la espera.



A las 5 de la tarde nos avisaron que estaban entrando al barrio y, a esa altura, La Boca era una fiesta.
Encabezando la fila venían los taxis, apoyando a Claudio Palmieri del gremio de los peones de taxis, que va como candidato a legislador, después autos particulares, motos y combis, el camión con los compañeros de la JP, La Cámpora y GEN, y por fin, el colectivo, sin techo, que traía a los candidatos.




Bombos, batucada, papelitos volando, aplausos, gritos, banderas flameando, ese era el clima en Pedro de Mendoza y Brown, a los pies del Riachuelo, en donde terminamos la caravana.



Primero habló Julio Piumato, afónico a esta altura de la campaña, después Noemí Rial, María José Lubertino, y por último Tito Nenna. Todos, como siempre, nos transmitieron esa seguridad de que nos va a ir mucho mejor de lo que creemos.
Sólo queríamos subirnos al bondi para abrazarlos.
Emoción, alegría, felicidad, esperanza, todos lo sentimos.
Esperemos sentir lo mismo el domingo 28.

martes, 2 de junio de 2009

Los pibes de Palos


Para ellos el nuevo aniversario del 25 de mayo pasó por jugar la fecha suspendida. Estaban esperando el día porque si les iba bien quedaban punteros de su grupo. Habían ganado dos partidos, empatado uno, y quedaba éste, el que se jugaría hoy en el club Albariño del barrio de Mataderos.



El "Campeonato x la inclusión de los jóvenes" arrancó hace cuatro semanas y se enmarca en una iniciativa política de varias organizaciones de la zona sur de la ciudad, entre ellas el Movimiento Evita, GEN-JP-La Cámpora, JP Descamisados, Partido Intransigente. Son diez equipos de once jugadores (entre 14 y 16 años), diez fechas, dos sedes. Toda la movida cuenta con el auspicio y el apoyo del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el racismo), y en febrero del 2009 se había realizado una prueba piloto de la que participamos: "Ningún pibe nace chorro".

Llegamos a las diez de la mañana al comedor Puertas Abiertas del barrio de la Boca y los trece pibes ya estaban tirados en los sillones con sus mochilas, comiendo alfajores Guaymayen, tomando una chocolatada, repartiendo chistes y gastadas para Sonia, la referente del comedor. La ansiedad flotaba en el aire y por cada gastada ella les revoleaba un chancletazo.

Nos metimos en los tres autos y subimos a la autopista. “¿Tienen buen equipo, che, tratan bien la pelota o son medios pica piedras?”, les preguntamos. “Más o menos la movemos, tenemos una defensa dura, un medio que baja la pelota y dos puntas que parecen aviones”, contestaron entre risas”. “¿Qué hace mi novia en esa foto?”, jodió uno, apuntando a un enorme cartel al costado de la autopista que mostraba a una modelo en ropa interior y en pose sugestiva. Bajamos en Larrazabal, hicimos un par de cuadras y aparecimos en el estadio: un potrero enclavado en la parte de atrás de la Oculta de Mataderos, flanqueada de un lado por un descampado y del otro por una hilera de medianeras de la villa. Junto a nosotros llegaron los contrarios en una camioneta de tipo furgón: quince adolescentes de la villa 20 de Lugano.
Llegamos a las diez de la mañana al comedor Puertas Abiertas del barrio de la Boca y los trece pibes ya estaban tirados en los sillones con sus mochilas, comiendo alfajores Guaymayen, tomando una chocolatada, repartiendo chistes y gastadas para Sonia, la referente del comedor. La ansiedad flotaba en el aire y por cada gastada ella les revoleaba un chancletazo.
Los pibes se cambiaron a un costado. Hacía calor y en el cielo se había formado una nube inmensa de color negro con olor a lluvia torrencial. El árbitro no llegaba. Los pibes de Palos (la calle donde funciona el comedor) hicieron una entrada en calor, probaron al arquero, y se sacaron fotos.
Cuando el arbitro se bajó del remis los veintidós jugadores metieron los últimos cambios de ritmo y repiqueteos sobre el lugar. El hombre de negro se cambió a un costado, llamó a los dos capitanes, y a jugar.

La cancha era chiquita, y ni bien un jugador recibía la pelota tres de los contrarios le comían los tobillos. Partido trabado, de pelotazos de área a área, con algunos pasajes de pelota al pie y hasta alguna pared. En una de las terrazitas de las casillas de enfrente se habían juntado algunas personas: sonaba cumbia y reggeaton.

Promediando el primer tiempo, el cinco de ellos la para en el medio campo y saca un globo hacia el arco que se cola por encima del arquero: uno a cero abajo. Y a los pocos minutos, después de una jugada por la izquierda, centro, pelotazo al arco, el arquero tapado, gol. Final del primer tiempo, dos a cero abajo.
Sonia, canchera, y confianzuda, los arenga, les dice que no se puteén, que vayan para adelante, que puden dar vuelta el partido. Los pibes miran el suelo. A nadie le gusta perder. Agua mineral para todos, palmadas y a jugar el segundo tiempo.

La tormenta se había disipado y el sol volvía a calentar el potrero. Se había juntado bastante gente del barrio. En la terraza de enfrente cada vez eran más.
Los pibes de Palos fueron a buscar el descuento pero se encontraron con dos centrales que sacaban todo lo que les tiraban. Los pibes de la villa 20 movían la pelota con más tranquilidad que durante el primer tiempo ya que el tanteador los favorecía. Hubo dos oportunidades claras de gol pero terminaron desperdiciadas. Hubo un par de faltas con piernas fuerte y tanto de un lado, como del otro, se pidieron disculpas. El árbitro casi no tuvo que intervenir en un partido muy limpio. Uno o dos cambios por equipo, la posibilidad de aumentar la diferencia de un lado, de descontar por el otro, pero el tramite terminó clavado en dos a cero abajo. Fin del partido.

“Arriba, muchachos, ya tienen que pensar en el sábado que viene, clasificar primeros para jugar contra el cuarto del otro grupo”, arengamos. Entre ellos se ladraron un poco por un par de jugadas, pero a los cinco minutos volvía a aparecer ese clima distendido y a pura risa que parece marcar la relación entre estos quince pibes del barrio de la Boca.
Saludamos a la gente del Evita y a la del PI, presentes durante el partido, nos contaron que ya se está planificando un próximo torneo al que ya se inscribieron unos veinticinco equipos, le pagamos al árbitro, nos metimos de nuevo en los coches, y partimos.

A la vuelta, y por la autopista, algunos idas y vueltas con los pibes en relación al partido: “los laterales deberían ser opción de salida para el arquero, no siempre dividir la pelota desde el fondo”, propusimos. “Sí, tenés razón, pero esta cancha es muy chica, te comen. Si venís a Jóvenes Deportistas de Lugano (club donde tememos compañeros trabajando políticamente que hace de segunda sede del campeonato), vas a ver que jugamos mucho más tranquilos”.

Llegamos al comedor y los pibes seguían con la suya: darle a Sonia, una mujer que, sin dudas, los conoce, los contiene, y los quiere.

Así pasaron pasamos con los pibes de Palos un 25 de mayo diferente, en los barrios, compartiendo una de las actividades que más sienten, y disfrutan: el fútbol.

lunes, 1 de junio de 2009

Campaña

Falta menos de un mes para las elecciones y estamos convencidos de que hay que bancar este proyecto que hace 6 años empezó a cambiar el país.
Por eso todos los sábados, siempre y cuando el clima lo permita, plantamos nuestra mesa en alguna esquina de La Boca para acercarle las propuestas de nuestros candidatos a los vecinos, hablar y responder todas sus preguntas.
También repartimos la revista Generación que es hecha a pulmón por muchos de nuestros compañeros.
Con Cristina en el proyecto nacional.
Con Heller y Nenna por nuestra ciudad.

martes, 7 de abril de 2009

Este sabado fue un golazo!




Clavado en la esquina de Aristóbulo del Valle y Palos, la Boca, a una cuadra de la Bombonera, funciona el Centro Barrial Puertas Abiertas. Visto de afuera es igual a muchas de las viviendas de la zona: un conventillo de paredes de chapa, uno o dos pisos, balconcitos sostenidos por hierros oxidados y maderas, y las largas ventanas abiertas de par en par. Pero una vez adentro, después de descender tres escalones de cemento, lo que uno se encuentra es un salón con cuatro palotes que van del suelo al techo, un par de sillones, dos mesas para seis u ocho personas con manteles multicolores, una pequeña boblioteca, una cocinita al fondo, un mostrador con golosinas y un par de heladeras con bebidas frías. Estaba claro que por ahí dentro circulan algunas personas más que las que pueden llegar a componer un núcleo familiar. ¿La razón? Allí dentro funciona un comedor social para los chicos y grandes del barrio.
El sábado 04/04/2009, desde las 11.30 de la mañana, unos treinta compañeros y compañeras nos acercamos hasta el barrio de la Boca para lavarle la cara al comedor Puertas Abiertas, y lanzar, oficialmente, junto a quienes lo sostienen semana a semana, los talleres y actividades para todo el 2009: Alfabetización y Terminalidad de la Primaria para adultos, Asesoría jurídica, Grupo de Mujeres, Taller de Electricidad domiciliaria, y charlas sobre la realidad política nacional, entre otras cosas.

La referente del local se llama Sonia, uruguaya de nacimiento, argentina por adopción, una señora de mediana estatura, pelo corto y ojos claros punzantes que trabaja para los chicos y grandes del barrio desde el año 2002. “De dónde viene mi vocación solidaria”, re preguntó, cuando quisimos saber de ella: “Dios me dio una nueva oportunidad después de una operación muy complicada que me dejó secuelas físicas para toda la vida”. La teníamos sentada frente a nosotros, en una de las mesas del salón: “me junté con otra mujer del barrio y empezamos a ofrecerle un plato de comida a los chicos del playón (a dos cuadras del comedor), a darles una mano cuando caían presos, darles cierta contención a los padres”. Cada tanto entraba un nene, o dos o tres adolescentes con la remera de Boca, y le consultaban por diferentes cuestiones. Ella resolvía en seguida, con un gesto o dos o tres palabras. Nos contó que, cuando arranca, de política no entendía nada, pero que al tiempo, y a partir de la participación cada vez más activa que tenía en los piquetes del barrio, fue aprendiendo lo que era la lucha. Trabajó un tiempo con una organización, después con otra, y al tiempo sola, ya en el comedor que hoy se llama Puertas Abiertas, y sin su antigua socia. A mediados del año 2004 se une a la Mesa de Enlace (sí, Mesa de Enlace), del barrio de la Boca, donde confluían muchas organizaciones políticas y sociales del barrio. A esta altura, nos cuenta Sonia, su bagaje político era mayor, y se daba el lujo de elegir con quienes sí, y con quienes no, construir políticamente. “Hay mucha hipocresía”, nos dice, después de indicarle a un compañero donde podía lavar un pincel, y a otra donde quedaba el baño, “fijate lo que pasa ahora con la muerte de Alfonsín: muchos de los que se muestran con lágrimas de cocodrilo son los mismos que lo defenestraban durante su gestión”.

A mediados del 2008, Maria Elia Capella, una compañera de GEN, se acerca al comedor, y teje una relación política con Sonia. Al tiempo, se acerca Carlos Pisoni, otro compañero, y entre los tres, y otros compañeros, deciden lanzar, a comienzos de abril, las propuestas productivas para todo el año, y en el marco del proyecto nacional y popular que encabeza Cristina. “Acá en el barrio casi todos la votamos a Cristina”, nos cuenta, “porque como ella, creemos que a la gente humilde no alcanza con darle un plato de comida: también hay que darle trabajo y educación”.

Junto a nosotros trabajaron, codo a codo, y durante toda la jornada, varios de los chicos que asisten durante la semana al comedor. Pibes que tenían entre cinco y doce años. Le pasamos trapo a las chapas, lijamos las paredes, y pintamos. Pusimos una mesa en la esquina con los volantes de las actividades, y algunas revistas de GEN, y salimos a pegar algunos afiches por la manzana. Los chicos le ponían mucha garra a la actividad. Nos sacábamos fotos cada diez minutos. Al mediodía comimos unos choripanes que un compañero había preparado en la calle, y antes y después del almuerzo, de manera constante, rasqueteamos y le pasamos una mano de cal al paredón de la esquina de enfrente, con la idea de que un compañero muralista, haga su trabajo, allí, la semana que viene, con consignas relacionadas a las elecciones legislativas del próximo mes de junio.

Después del mediodía fueron cayendo muchos compañeros, entre ellos Juan Cabandie, legislador de la Ciudad de Buenos Aires por el Frente para la Victoria, y Andrés Larroque, referente de la Cámpora. Ambos estuvieron charlando un rato con Sonia, en el salón, y después, una vez que ya habíamos terminado de pasarle una buena mano de los más disímiles colores al tradicional conventillo que ocupa toda la esquina, y colgar el nuevo cartel del comedor, sobre la puerta de entrada, y debajo del destartalado balconcito, nos regalamos un aplauso general, y unas fotos junto a los vecinos que ya están trabajando por, y para el barrio.

Para nuestra sorpresa, varios de los chicos del barrio, no eran hinchas de Boca. Sonia tampoco: “soy del Rojo”, nos confesó. No en voz baja, como uno hubiese creído, ya que sabe muy bien quién es y por qué está ahí, trabajando para la gente, pero esa, la cuestión del fútbol, que se respira en cada baldoza de la manzana, tan presente en la república de la Boca, es otro cantar.

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